lunes, octubre 05, 2009

¿QUÉ HUBIERA PASADO SI EN LUGAR DEL VIERNES ME HUBIERA FRACTURADO UN HUESO EN LA EDAD MEDIA?

En el mundo occidental, desde la caída de Roma hasta el siglo XV, la superstición derivada del concepto "laudable pus” impidió la realización de estudios sobre anatomía y patología quirúrgica. En la baja Edad Media los monasterios recogieron y transmitieron los conocimientos de la antigüedad lo que permitió la supervivencia de un cuerpo doctrinal en Occidente. La terapéutica abandonó los incipientes criterios científicos y volvió a la medicina popular incorporando el misticismo religioso. La práctica de la cirugía se devaluó, siendo ejercida por profanos, iletrados y charlatanes, a los cuales se les empezó a llamar curanderos.

No fue hasta el siglo XII cuando empezaron a fundarse universidades y hospitales, la disección humana se reanudó y los importantes textos griegos comenzaron a traducirse del árabe al latín. En confluencia con el mundo árabe se organizaron centros, escuelas como las de Salerno y de Montpellier donde el saber médico era transmitido. Los primeros hospitales de la época medieval surgieron en Bizancio, el más importante fue el de Constantinopla con un total de 50 camas, 10 de ellas dedicadas a pacientes quirúrgicos. Guy de Chauliac (1290-1368) es un gran cirujano medieval de la escuela de Montpellier. En su "Gran Cirugía" realiza una aportación novedosa en el campo de la Traumatología y Ortopedia: la utilización de pesos y poleas para la reducción y tratamiento de las fracturas femorales.

En el siglo XIII se origina en Bolonia una escuela quirúrgica de gran prestigio, basada en el conocimiento de los textos antiguos y en la experiencia personal. En este contexto aparece la figura de Lanfranco de Milán (1240-1306), escribió en su "Gran Cirugía" un capítulo sobre el "quebrantamiento de los huesos". Utiliza complicados entablillamientos de vendas y listones sobre los que aplica un emplasto consolidativo. Recomienda poner en estas inmovilizaciones marfil o hueso de elefante debido a la creencia del poder de atraer el hueso hacia la zona de fractura.

A pesar de estas notables excepciones, la practica quirúrgica, y en especial en lo que se refiere a la Traumatología, distaba mucho de tener el reconocimiento de ciencia. Los médicos, en gran porcentaje judíos, gozaban del prestigio de los monarcas y la iglesia, no siendo accesibles al pueblo.


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