En poco más de cinco días dos gárgolas de 50 kilos y 700 años de antigüedad de la catedral de León se han desprendido de su ubicación natural, a unos cinco metros de altura, y han caído contra el suelo, haciéndose una de ellas añicos y la otra pedazos con posibilidad de restauración.
Los expertos llevaron a cabo una inspección exhaustiva de las gárgolas y la cubierta de la catedral, aunque adelantaron, tras la supervisión de emergencia, que ninguna más corría riesgo de desplo

Entre las posibles soluciones está la de reponer las dos gárgolas en los contrafuertes de los que se desprendieron o elaborar sendas reproducciones. Sea cual fuere el desenlace, será preciso colocar algún elemento que permita la evacuación del agua sobre el arbotante.
La verja que rodea la catedral es, de momento, el elemento que mantiene alejadas a las personas que transitan a diario por uno de los lugares más céntricos y tradicionales de León. Además, el desmoronamiento de estos bloques de la seo coincide en plenas obras de restauración de las cristaleras del templo.
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